jueves, 12 de agosto de 2010

MALBEC, EL EMBLEMA ARGENTO

La palabra “Malbec” data del apellido de un viverista húngaro llamado Malbek, quien fue el primero en plantar la vitis vinífera que da como fruto esta uva, primero en el sudoeste francés y luego la esparció por toda Francia. El apellido húngaro se convirtió en “mal bec” que significa “mal pico” en francés como consecuencia del sabor áspero con el que se expresaba la uva en Francia. Más tarde, otro viverista francés la llevó a la zona del río Gironde en Burdeos donde su expresión fue mucho más amable. En la zona de Cahors se la denominó “Côt” en el Valle del Loire.

En 1855 la uva Malbec representaba el cincuenta por ciento de los viñedos en Burdeos, y formaba parte de las seis cepas autorizadas para los famosos vinos de corte de los grandes châteaux como el Laffitte, Mouton Rothschild, Margaux y Latour. La Malbec aportaba un refuerzo de color, taninos y ese particular sabor a ciruelas que la caracteriza.

El éxito de la cepa y la mezcla con las grandes reinas de Burdeos llegó a su fin cuando en 1862 la filoxera, (parásito de la vid, originario de América del Norte) devastó los viñedos franceses atacando el pie franco de la planta, (la raíz) e interrumpiendo las corrientes de savia de la vitis vinífera. El resultado fue demoledor. Recién en 1930 se descubrió cual era el remedio para esta peste: el injerto de la vitis vinífera europea sobre porta injertos norteamericanos llamados Riparia, Berlandieri y Rupestris. La catástrofe produjo un cambio radical en el mapa vitivinícola del mundo, separando “el viejo mundo” del “nuevo mundo”.

Esta cepa estaba muy difundida antes que la filoxera hiciera estragos en los viñedos del viejo continente, especialmente Francia. En Cahors hoy en día es el principal varietal. También en 1971 obtuvo el DOC Denominación de Origen Controlada. Mientras que en Burdeos esta variedad no fue replantada. Muchos franceses consideran que el vino obtenido de este cepaje sólo es una versión un poco rústica y diluida del Merlot. Tal vez por eso nunca se replantó ni mostraron mayor interés por recuperar la planta. Algo parecido a lo que ocurrió con el Carménère, desaparecido en Francia y ahora emblemático en Chile.

El Malbec llega a Argentina a través del agrónomo Michael Aime Pouget en 1852 a Mendoza extendiéndose por toda la provincia junto con otras cepas originarias del viejo mundo. Actualmente en todo el país se calcula un total de 17.000 ha de Malbec de calidad, (15.000 sólo en Mendoza). Francia tiene 4.400 ha. Y en Chile la superficie plantada de esta cepa ronda las 6.000 ha siendo la tercer variedad más extendida en el vecino país. Podemos encontrar Malbec en Argentina en la s provincias de Salta, Catamarca, San Juan, Mendoza, La Rioja, Neuquén y Río Negro, dando como resultado excelentes y variados vinos. Pero Mendoza y mas precisamente Lujan de Cuyo y Maipú, la zona alta del río Mendoza y el Valle de Uco, es donde la cepa encontró su lugar en el mundo.

¿Que condiciones tiene esta zona para que la Malbec tenga un desarrollo excelente?

El suelo es ideal para la vid, franco a franco-arcilloso con bastante material grueso como grava y canto rodado. Muy permeable y pobre en materia orgánica.
La altura, todas las viñas están plantadas a los pies de la Cordillera de los Andes, a más de 700 metros sobre el nivel del mar.
Otro factor predominante es el clima templado variando de templado frío a templado cálido según se avanza de sur a norte, ideal para permitir la óptima maduración de las uvas. La conducción es por espaldero bajo de tres o cuatro alambres.

Luján de Cuyo posee excelentes condiciones ecológicas. Es la mayor zona productora de vinos finos, con la primera Denominación de Origen Controlada del país creada el 26 de Diciembre de 1990 otorgada justamente por su Malbec. La vid se cultiva en el pedemonte de los cordones montañosos a más de 850 metros sobre el nivel del mar.

Argentina se ha posicionado en lugar importante a nivel mundial con su cepa emblemática. Era necesario tener una cepa como la Malbec que fuera la puerta de entrada a otros países. Los vinos argentinos han ganado un prestigio muy importante y en esto tuvo mucho que ver el desarrollo del Malbec sobre todo en Mendoza.

Las características de la vid Malbec son: racimos medianos de uvas esféricas, pequeñas a medianas, de color negro azulado, con piel delgada y pulpa blanda.
En la copa, a la vista: El Malbec presenta un color rojo profundo, rubí intenso con matices violáceos o azulados que puede llegar a parecer casi negro, durante los dos primeros años estos colores están definidos por el rojo cereza o rojo guinda, luego se vislumbran matices bordó.

Olfato: Los vinos Malbec en nariz son florales y frutales (frutas salvajes y frutos secos). Dentro de los aromas principales podremos encontrar guindas, ciruelas, café, chocolate, cuero, trufa, vainilla, uvas pasas, entre otros. La vainilla aparece cuando pasa por barricas de roble.

Los vinos Malbec son cálidos, suaves y con taninos dulces muy agradables. A la boca pueden apreciarse sabores a mermelada de ciruela, dulce de guinda, chocolate, frutas secas, vainilla y gustos balsámicos.
La Malbec, caballito de batalla de los vinos argentos, o como a mi me gusta llamarle, una reina que encontró su reino a los pies de los Andes.

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