La importación de vinos, sobre todo desde Chile y Argentina, está poniendo en aprietos a varias bodegas de Uruguay que además enfrentan una caída del consumo en el mercado interno así como de sus exportaciones.
Los bodegueros locales, que en su gran mayoría son empresas medianas o pequeñas de tradición familiar, tratan de reciclarse y volcarse a la producción de calidad para sobrevivir, además de preparar sus establecimientos con fines turísticos, una veta que no era muy explotada. Los cambios del mercado están llevando, además, a una concentración de bodegas en menos manos.
Empresarios del sector consultados por El Observador afirmaron que los precios de los productos importados pueden estar recibiendo subsidios, pero esa versión no es ratificada en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI). De comprobarse que los vinos entran subsidiados se iniciarán acciones a nivel político para defender a la producción nacional, comentó una fuente del sector productor.
Un informe de la consultora ID Retail señaló que en Uruguay se verifica un crecimiento generalizado del consumo de bebidas alcohólicas y de ellas la que menos creció fue el vino, e incluso en algunos años tuvo retrocesos.
Gustavo Rodríguez, director de ID Retail, explicó a El Observador que en los últimos años aumentó la venta de cervezas –que venía con un rezago en el consumo per cápita en relación a otros países– de whisky y de bebidas destiladas, no así del vino, que de todas maneras mantiene un mercado voluminoso.
Actualmente en el país se consumen unos 25 litros de vino por persona por año, cuando hasta hace poco esa cifra rondaba los 33 litros, lo que marca la contracción del mercado interno.
De todos modos se está dando una preferencia por los vinos de calidad y eso no necesariamente implica un descenso del negocio para los vinos de mesa (son los envasados en más de 750 centímetros cúbicos) que apuntan a un público menos pudiente.
Rodríguez comentó que en Uruguay se da una marcada competencia a nivel de las bebidas alcohólicas que se traslada a la publicidad, y ahí pierde el vino en relación, por ejemplo, con las cervezas que dominan las multinacionales. En los últimos cinco años aumentó la venta de vinos importados en 1,2 millón de litros, en detrimento de la producción nacional que cayó 10 millones de litros, según datos del INAVI.
Alvaro Terra, presidente del directorio de la bodega Los Cerros de San Juan, comentó a El Observador que la importación creció en forma “exponencial” y no sólo para la gama de calidad sino también para los envasados en caja. Señaló que en el caso de los vinos provenientes de Argentina, el producto recibe “subvenciones provinciales” además de contar con ventajas como un dólar más alto, producción a gran escala y costos de energía más baratos. Reconoció que el consumo en Uruguay continúa siendo alto, aunque descendió en los últimos dos años. Parte del espacio dejado lo ganaron los vinos importados y otra porción, la cerveza, explicó.
Desde la importadora Leopoldo Gross se confirmó a El Observador un aumento de sus compras desde Chile y Alemania.
Mario Gross, director de esa empresa, señaló que nota un cambio en el consumo de los uruguayos que se vuelca a vinos más suaves y menos ácidos como son los de Argentina o Chile. También marcó que en Uruguay se ponen algunas dificultades a la importación.
En el INAVI, su flamante presidente José María Lez, señaló que el sector vive hoy un “período difícil”. Dijo que con el ministro Tabaré Aguerre (Ganadería, Agricultura y Pesca) se propondrá enfocar la producción en los vinos de calidad y por esa vía “destacar la imagen del país” en el exterior.
Reconoció que el consumo bajó, y ahora el objetivo es volver a recuperarlo, lo que no ocurrirá, dijo, de un día para el otro.
Lez prefirió no hablar de “subsidios” o “dumping” de los vinos de la región, aunque comentó que habrá que revisar los valores de producción porque llegan a las góndolas de Uruguay “con precios muy competitivos”.
En tal sentido, Diego Spinoglio, director de la bodega Spinoglio, recordó que desde el año pasado los vinos chilenos ingresan a Uruguay sin pagar arancel y eso facilitó su presencia masiva en la gama de productos finos. En Chile, las bodegas están en manos de multinacionales y trabajan con escalas grandes lo que ayuda a reducir costos.
Los vinos producidos en los países socios del Mercosur ingresan a Uruguay libre de arancel. Spinoglio comentó a El Observador que en el país se está dando un proceso de concentración de la producción y los canales de venta en menos bodegas que antes, y ese proceso aún no terminó. Uruguay tradicionalmente tenía unas 300 bodegas y ahora tiene 200.
No hay comentarios:
Publicar un comentario