Con un tipo de cambio prácticamente estancado en los $4 por dólar y una inflación en dólares superior al 20% anual, las bodegas argentinas descubren que no sólo les resulta cada vez más difícil exportar, sino que el mercado interno volvió a ser un negocio tanto o más rentable.
Hoy los principales mercados de la Argentina son los Estados Unidos y Canadá, que posiblemente sean los dos destinos que están en peores condiciones para aceptar un aumento de precios", reconoce Guillermo Barzi, director comercial de la bodega rionegrina Humberto Canale, que reconoce las dificultades que enfrentan las bodegas que tienen la mira en el mercado exportador.
Con un tipo de cambio prácticamente estancado en torno a los 4 pesos por dólar y una inflación en dólares superior al 20% anual, las bodegas argentinas descubren que no sólo les resulta cada vez más difícil seguir exportando sus vinos, sino que el mercado interno volvió a ser un negocio tanto o más rentable que salir a pelear un disputadísimo lugar en la góndolas de los supermercados y vinotecas de Nueva York o Londres.
"Con un tipo de cambio planchado, hoy las perspectivas para la exportación están cada vez más complicadas, lo que explica que los consumidores locales descubran marcas de vinos que antes sólo se vendían afuera", coincide Daniel Rada, subgerente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), destaca una nota publicada por el diario La Nación y replicada en el sitio de la consultora abeceb.com
Profundización
Los analistas, además, destacan que las dificultades de las bodegas argentinas a la hora de exportar se profundizarán en la medida en no se produzcan grandes cambios en las condiciones del intercambio con los principales socios comerciales de la Argentina.
"Lo que está pasando en el negocio de los vinos es una señal de la pérdida de competitividad en general de las exportaciones argentinas, que es inevitable si tiene en cuenta que la inflación local es muy superior a la de nuestros socios comerciales, aun si se considerara dato real el índice del Indec", explicó el economista Camilo Tiscornia.
La pérdida de la competitividad de las exportaciones argentinas es un problema que excede a las bodegas y también se siente con fuerza entre los fabricantes de autopartes, pero en este caso las empresas precisan que el negocio exportador se puede mantener gracias a la locomotora que significa Brasil.
El principal socio del Mercosur vive un problema parecido al de la Argentina, pero en su caso las dificultades no son provocadas por una inflación en dólares, sino por una revalorización del real frente a la divisa norteamericana.
"El sector tiene claramente un problema de costos, en especial para exportar a México. Hasta hace poco, México le disputaba el papel de principal destino de las autopartes argentinas a Brasil, y hoy es un mercado que estamos perdiendo", explicó Juan Cantarella, gerente general de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).
El dirigente empresarial destacó, además, que la solución para recuperar la competitividad perdida no pasa por una devaluación del peso. "El ajuste no tiene que llegar por el tipo de cambio, sino por la reducción de la presión impositiva. Hoy, la producción nacional de autopartes está castigada con el IVA, que no cae sobre el producto importado", señaló el representante de los autopartistas.
Fuente: MDZ Online
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