A los conflictos que se vienen suscitando desde hace un tiempo con el vecino país, se suma la implementación del sello fiscal para las bebidas alcohólicas. Las exportaciones están marcando un ritmo desacelerado pero se espera que los pedidos repunten y aumente el precio promedio.
Desde hace unas semanas, las medidas de distensión acordadas por la ministra de Industria y Turismo Débora Giorgi y su par brasileño Fernando Pimentel, parecerían estar en calma. Sin embargo, ambos países y socios del MERCOSUR están alertas ante la posibilidad de un nuevo conflicto.
El gerente de Bodegas de Argentina, Juan Carlos Pina, destacó que "más allá de que se desataron problemas puntuales con algunos camiones argentinos que transportaban vino, hoy, la situación está normalizada y no se han reportado nuevas denuncias".
Sin embargo, manifestó que "el principal problema recae sobre los sellos fiscales que desde el 1 de enero son obligatorios para todas las bebidas alcohólicas que ingresan a Brasil. Esta medida hizo retraer las exportaciones y hasta que no se normalice la situación, puede continuar igual. A esto se suma que a partir del 1 de junio, el sello fiscal deberá colocarse en la propia bodega y no en frontera, como se estaba haciendo".
Por su parte, Alberto Arizu (h), presidente de la bodega Luigi Bosca, remarcó que Brasil no es el primer país que impone el sello; México, Ucrania y Polonia, también lo exigen. La diferencia está en el volumen de exportación, que se ve reflejado en la logística que implica. "Este sello requiere mayor mano de obra ya que por ahora, sólo puede hacerse manualmente y en el caso de las bodegas que manejen grandes volúmenes, la repercusión también recaerá en el costo logístico. Además, hay que tener cuidado y no cometer ninguna negligencia como perder el rollo, ya que sería un trastorno burocrático".
En relación a si este sello provocará un aumento en el costo del vino en góndola, Arizu dijo que "el importador seguirá absorbiendo los impuestos y la bodega, deberá asumir la mano de obra".
Juan Pablo Lupiañez, Manager Argentina de Argento destacó que en general, Brasil se presenta como un mercado engorroso para exportar. "Para nosotros no es uno de los mercados líderes, ya que las barreras para enviar vinos son muy lentas, principalmente vía terrestre que es por donde trabajamos. Desde que está hecha la orden hasta que el producto llega al cliente, la demora es de aproximadamente 5 meses. Las barreras para arancelarias llegan a un nivel máximo de detalle".
"Sumado a esto -continúo- aparece este nuevo sello fiscal que además de sumar una traba en los trámites, aumenta los costos finales del vino. En mi opinión, la industria del vino brasilero hace un muy lobby interno con su gobierno para entorpecer la entrada de productos importados y favorecer su industria".
Lucas Lowi, Business Development Manager Louis Vuitton Moët Hennessy - Chandon/Terrazas de los Andes, mencionó que "las barreras arancelarias siempre traen complicaciones. Licencias automáticas, documentación, sello fiscal; son trabas que la industria en su conjunto tiene que intentar resolver. El sello fiscal es delicado, no solamente porque agrega complejidad al proceso logístico, sino que el manipuleo en frontera trae riesgos a la calidad del producto. En ese sentido y asumiendo que es un costo hundido, es preferible colocarlo en bodega".
Exportaciones: caen pero repuntan
Según datos aportados por Área Premium, en base al Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior (ALICEWEB), las importaciones de vino argentino vienen experimentando una caída. En el acumulado enero/mayo 2010 vs. 2011 cayeron un 8,7% en volumen, mientras que en valor, hubo un aumento del 3,7%.
Este repunte recién se pudo observar en mayo, ya que los primeros 4 meses mostraba una caída del 16% en volumen y 4% en valor.
Según los gerentes de Exportaciones consultados por Día a Día del Vino, hay dos explicaciones a esto. Por un lado, hay que tener en cuenta que Brasil es un mercado en el cual, históricamente la demanda de consumidores se encuentra estacionalizada en los meses de invierno. El 70% de las ventas anuales se concentra durante abril y agosto, los meses más fríos en el vecino país. Por otro lado, está el tema de las licencias y sellos fiscales ya mencionados, que ralentizó la situación logística, financiera y fiscal.
A su vez, si se analiza a Chile, la tendencia es similar. En los primeros cuatro meses enero/abril, las importaciones cayeron un 16% en volumen y 2% en valor, mientras que en mayo, esto se revirtió, pasando a un crecimiento del 3% en volumen y 16% en valor. El dato más destacable en el caso de Chile, es que las importaciones de mayo 2010 vs. 2011 creciendo un 80%. La variación porcentual mayo2010/mayo2011 de Argentina fue del 25%.
Lucas Lowi, destacó que "igualmente, no hay que olvidarse de que Brasil es la 1°economía de Latinoamérica, con una población aproximada de 190 millones de habitantes y con una alta expectativa de crecimiento en los próximos años, donde el consumo de lujo tiene gran potencial. Existen oportunidades de crecimiento, teniendo en cuenta que el consumo de vinos todavía es relativamente bajo: 2 litros aproximadamente".
Es así que el mercado brasilero se encuentra como uno de los más atractivos para Argentina. Alberto Arizu insistió que hay una tendencia creciente que viene marcando el camino desde la segunda parte de 2009 cuando hubo una recuperación de stock y pasó la crisis.
"El precio promedio en Brasil viene creciendo año a año y es una tendencia que va a sostenerse. Sin embargo, hay que hacer una doble lectura. Por un lado, es positivo que el precio promedio aumente pero por el otro, es un signo de alerta, ya que de alguna manera baja la participación en los segmentos bajos que son los que hacen el volumen perdiendo participación en el mercado", explicó Arizu.
Asimismo, indicó que esta lectura se hace en todos los mercados donde Argentina ha aumentado el precio promedio. La inflación actual no deja de ser un signo negativo a corto, mediano y largo plazo que afecta a los rangos bajos y repercute en el aumento de los precios de los rangos más altos. "Por eso, la incidencia de segmentos inferiores es menor, no por la evolución de cada uno de los rangos, sino por la actual situación inflacionaria".
En concordancia, Lupiañez insistió que ésta es una reacción natural de la industria argentina. "La inflación de más del 20% sumada a un dólar estancado, repercute en aumentos de costos internos, que inevitablemente han tenido que trasladarse a los productos".
"Sin embargo, el lado positivo -remarcó Arizu- es que Argentina está vendiendo mejor y el trabajo que está haciendo es interesante, ya que los consumidores brasileros tienen una buena visión en el precio promedio. La participación de la franja medio-alto de 26 a 35 dólares la caja es la más activa en Brasil y de a poco la franja de 39 a 60 dólares se está moviendo interesantemente".
Finalmente, Lucas Lowi resaltó que "es interesante ver cómo se comportan las exportaciones de vinos de mayor valor agregado, ya que el consumidor brasileño está aprendiendo a disfrutar de vinos más complejos y dispuesto a pagar más dinero por vinos de mayor calidad".
Fuente Area del Vino
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